Leni Riefenstahl: el mito de una gran cineasta nazi de la que nadie habla

La cineasta Leni Riefenstahl no fue una mujer admirable e inspiradora o apolítica, como bien dejó claro la documentalista Nina Gladitz.

Leni Riefenstahl: el mito de una gran cineasta nazi de la que nadie habla
En los noventa aprox.
Una versión corta de este artículo está en mi LinkedIn para la dinámica #12mujeres12meses, dedicado a Nina Gladitz. #12mujeres12meses nació como un simple hashtag con una dinámica para celebrar a las mujeres que hicieron o hacen historia y/o para visibilizar todas aquellas que lo necesiten.

ADVERTENCIA: Leni Riefenstahl no fue ni es una mujer admirable e inspiradora. Este artículo pretende esclarecer el porqué. Riefenstahl hizo todo lo opuesto a lo que se esperaría de una mujer sobresaliente en el arte: servir de ejemplo. Su figura debe recordarse como lo que fue y como tal, debe analizarse. Para ello, hay que destruir su mito.

Biografía

Leni Riefenstahl (1902-2003) fue una cineasta, fotógrafa, actriz y bailarina alemana. Riefenstahl es una de las mentes cinematográficas más grandes e innovadoras de todos los tiempos, hito que se le da sobre todo por la técnica y narrativa de sus dos películas clave (Olympia y Triumph des Willens) en 1935 y 1938. La influencia de Riefenstahl se puede rastrear desde la fotografía deportiva, al cine documental y de ficción, compartiendo un estatus excepcional de maestra junto a Stanley Kubrick, Orson Welles y D. W. Griffith.

Riefenstahl fue primero una bailarina y una actriz popular de la Alemania pre-Hitler. Con Das blaue Licht de 1932, el Führer quedó fascinado por el misticismo de su actuación y dirección en aquel filme, —llamándole "el arquetipo de mujer aria"—, la contactó y fueron amigos íntimos hasta el suicidio del dictador. Así, Leni pudo tener el financiamiento y libertad creativa en sus famosas producciones.

Con este mando creó Olympia de 1935, donde registra las olimpiadas de Alemania de tal año con una fotografía absolutamente novedosa para entonces. Hasta el día de hoy, los recursos de composición y técnica de Riefenstahl se usan, pues ella cimentó gran parte de las bases de la fotografía deportiva.

Con Triumph des Willens fue aún más allá: largometraje de propaganda por excelencia donde, con apenas discursos, se endiosa a los líderes nazis. Entre 1934 a 1944 estuvo desarrollando un largometraje llamado Tiefland, basado en la obra de teatro catalán Terra Baixa. Finalmente se estrenó en 1954.

¿Heroína feminista y artista apolítica?

El genio de Riefenstahl es indudable y su nula ética también.

Sin embargo, desde los años sesenta se ha blanqueado su imagen de cómplice nazi, con feministas llamándole una heroína por sobresalir en un mundo dominado por los hombres, con periodistas mediocres creyéndole una artista cuando menos desinteresada, apolítica, avariciosa y víctima de su ingenuidad.

Riefenstahl logró este blanqueamiento porque en vida demandó, persiguió e intimidó a todo quien quería investigar sus conexiones e ideales a fondo. Así ganó más de 50 casos por difamación.

Riefenstahl estuvo rodeada de los más altos cargos nazis, se sabe que Hitler le protegía porque otros líderes sentían disgusto en que una mujer tuviera tal grado de influencia. Se dice que fueron amantes, pero no hay nada que certifique esto y corresponde más a un mito misógino para menospreciar su talento. Sí es probable que Leni haya sido bisexual  y en todo caso, hizo oídos sordos hasta el final de su vida de su complicidad con el nazismo, a la que fue muy fiel.

Triumph des Willens fue clave para reforzar el sentimiento nazi entre el pueblo alemán  y popularizarlo aún más. Tras la caída del régimen, Leni nunca logró tener la oportunidad de volver al cine en condiciones.

Los crímenes de Tiefland y Nina Gladitz

La gota que derramó el vaso es que en Tiefland se usaron de extras romaníes y sinti que provenían de campos de concentración, incluyendo niños, una mayoría que luego sería gaseada. Sobrevivientes han afirmado que ella prometió sacarlos de los campos, pero aparte de no hacerlo, no les pagó y a varios los maltrató directamente en el set. De hecho, los extras fueron constantemente vigilados para evitar cualquier intento de fuga, por mandato directo de Riefenstahl.

Pero quien ha sido la máxima responsable de desmantelar el mito de Riefenstahl es la también cineasta Nina Gladitz, quien sería denunciada por la nazi por "la difamación" de crear un documental detallando su escabrosa trayectoria.

Riefenstahl se salió con la suya porque el documental ha sido archivado y básicamente ni siquiera existe de forma pirata. Desde entonces Nina Gladitz dedicó su vida para investigar con un esmero increíble a Riefenstahl, como nadie más lo ha hecho nunca. Inclusive a costa de su propia vida social.

La obra magna de más de 1000 páginas recién publicada en 2020: Leni Riefenstahl, Karriere einer Täterin (“La carrera de una perpetradora”) detalla la investigación de más de treinta años de Gladitz hacia la directora alemana.

Su pasión por desmantelar la imagen de ingenua y feminista de Leni tiene motivos más que sólidos, de hecho, personales también: Nina tuvo una madre con simpatías nazis, que le aseguraba que "No eres mi hija, seguramente algún gitano te botó". En cuanto Nina fue demandada por Leni, se le agregó a una lista negra para la televisión local, por lo que no pudo continuar haciendo documentales. Económicamente en ruinas quedó.

Una gran documentalista e interesada siempre por la justicia social, pero su carrera se vio hundida por el poder de Riefenstahl. Ella merece más reconocimiento porque lo dio todo para desmantelar un mito peligroso.

Cuando las mujeres son las fascistas

Es desafortunado cuando una mujer sobresale en un mundo de hombres pero precisamente por ser una agente activa de los horrores de un mundo dominado a partir de la misoginia, el racismo, el capacitismo, el fascismo, el clasismo y la transfobia.

Leni pertenece a una selecta clase de mujeres de élite, con un poder insólito para su género, que en lugar de usar sus posiciones para el beneficio de otras mujeres u otras poblaciones desafortunadas, terminó usándolo para la vulnerar, perseguir, destruir e desmoralizar a quien ya parte desde la desventaja.

La verticalidad del sistema es así, indiscutiblemente: primero el hombre blanco cisgénero y heterosexual (esto último es lo único medio flexible) y luego la mujer cisgénero blanca, canónicamente guapa, delgada y heterosexual.

A nuestro alrededor hay pequeñas Lenis en el día a día. Mujeres que hablan de sororidad con todas menos con las trans, las negras, las discas o las pobres. Esas sí qué les sacan peros. Ahí empiezan a salir con evasiones, respuestas a la defensiva, justificaciones y más mierda.

¿Podrás notarlas? Este tipo de mujeres siempre deben ser recordadas y estudiadas como lo que son: cómplices contradictorias de un mundo podrido.