Vals con Bashir (2008, Ari Folman): reflexiones sobre el genocidio palestino
‘Vals con Bashir’ es una excelente película israelí que repasa una de las tantas masacres de palestinos respaldada por Israel. Get ready.
Y si te digo que existe un documental sobre un ex-soldado israelí arrepentido, que él mismo dirige, escribe y produce la película y que el formato es de animación experimental, ¿qué me dirías?
Vals con Bashir es un documental de 2008 que revive y repasa el trauma de su director, Ari Folman, cuando a los veinte años se unió al ejército israelí y fue enviado al Líbano, cuando su país lo invadió para “erradicar a la OLP”.
La historia es que él está intentando recordar qué pasó en aquel periodo de servicio militar del que su memoria es incapaz de recordar hasta que, en un día random de reencuentro con un antiguo compañero, empieza a recordar lo sucedido.
Contexto histórico
Lo que su memoria ocultó por años fue su participación indirecta en las escenas de horror que vio de primera mano de la infame masacre de Sabra y Chatila, en la que miles de refugiados palestinos, civiles inocentes que incluían niños y mujeres, fueron asesinados por los falangistas libaneses, aliados de los israelíes.
Los falangistas (sí, se copiaron a sabiendas el nombre del antiguo partido fascista español) ejecutaron esta matanza como venganza por el asesinato de su líder Bashir Gemayel, quien era un militar fascista pro-israelí que estaba por recibir la presidencia de El Líbano.
Lo más surreal es que la culpabilidad del atentado contra Bashir no fue culpa de ningún palestino: se cree que su muerte fue ejecutada por nacionalistas sirios.
El nombre de la película se debe a una escena en la que un soldado simulaba bailar un vals mientras disparaba a todas partes, a pesar que había francotiradores en la zona.
Aunque Vals con Bashir no profundiza en el peliagudo y sangriento contexto en el que se desarrolló esta atrocidad, es el tipo de película que puede hacer que más de alguien quiera ahondar en la amplia historia moderna de Palestina e Israel, lo que desde fuera suele dar la impresión de ser una burda historia interminable de muerte y "destrucción mutua" (cuando ni de cerca es así).
Al menos, ese fue mi caso: después de ver esta película en 2021 comenzó mi curiosidad por el conflicto —o mejor dicho, ocupación colonial y genocida…— hasta finalmente comprender la cuestión.
No voy a mentir: es una película dura de ver, pero posee una banda sonora inmejorable, una excelente y original narración, así como una exquisita animación.
Vals con Bashir es un ejemplo único de un cineasta en posición de verdugo pero reconociendo que lo es y arrepintiéndose por ello. Porque cuando sucedió aquella desgracia, Ari Folman fue parte de los soldados que lanzaban bengalas sobre los campamentos de refugiados, para que continuara la masacre.
Citando a la Wikipedia:
A medida que se desarrollaba la masacre, las FDI recibieron informes de atrocidades cometidas, pero no tomaron ninguna medida para detenerla. Además, tropas israelíes estaban estacionadas en las salidas del área para impedir que los residentes del campamento salieran y, a pedido de las Fuerzas Libanesas, dispararon bengalas para iluminar Sabra y Chatila durante la noche de la masacre.
La película termina con material de archivo de la masacre y mujeres sobrevivientes sollozando.
Tomando las palabras finales de este corto videoensayo sobre el documental:
Vals con Bashir corre el riesgo de ser malinterpretada como si dijese "Nos quedamos parados en vez de ayudar", algo parecido a la frase "La maldad sucede cuando los hombres buenos no hacen nada"; cuando en realidad los crímenes de guerra de Israel son extensos... Y fáciles de investigar. (...) Pero por lo menos es el intento de un hombre de señalarse a sí mismo como culpable, para llamar la atención del mundo y decir: "Miren, por favor. Esto hizo mi gobierno, esto hizo mi ejército, ayudamos a matar personas inocentes. Yo los ayudé. Y nadie nos dijo nada. Todavía no hay justicia. Sépanlo, por favor".
Ari Folman, un israelí que entiende a medias
Pese a que Ari Folman cree que el sionismo fue un movimiento originalmente “increíble”, desde la Guerra de los Seis Días lo ve como una ideología deshumanizante. Hoy es un abierto crítico del gobierno israelí, a quienes ha definido como un grupo “de racistas de extrema derecha que no creen en la igualdad y la democracia”.
Enfatizó también el hecho que Israel ya había sido advertido del ataque del 7 de octubre, pero los cabecillas del ejército ignoraron las advertencias.
O, quizá eligieron intencionalmente no hacer nada para luego aprovecharlo. Pero esto es lo que pienso yo, no él.
Sea como fuere, tiene su mérito el ser un israelí que desafía la narrativa sionista, porque cada ciudadano de tal país es adoctrinado fuertemente para menospreciar e ignorar la vida de los palestinos. Para comprenderlo un poco más, recomiendo el documental Israelism. Además, Folman pasó un tortuoso lustro completando Vals con Bashir, periodo en el que sufrió varias recaídas depresivas al revivir su pasado.
Algo bastante revelador cuando se comprende que la mayoría de los soldados de las FDI parecen estar muy lejos de arrepentirse de nada.
El último proyecto de Folman ha sido entrevistar a seres queridos de los rehenes tomados por Hamás. Por el ritmo que va pintando el escenario actual, no parece que logre finalizar este proyecto pronto, y tomando en cuenta sus antecedentes, seguramente las palabras de los rehenes tampoco serán del agrado para el régimen israelí.
Recomiendo Waltz With Bashir pero no voy a reseñarla, porque no tengo mucho más que decir. Es una película aplaudida hasta la saciedad en su ficha técnica y artística. Pero de análisis de la cinta, recomiendo este en inglés, con el que estoy de acuerdo totalmente.
PD: Sí, estoy de vuelta, un poco. ¡Hay Francis para rato!